El Imam Ali lbn Muhammad Naqi (a veces nombrado por el título de Hadi) era hijo del noveno Imam. Nació en año 212 H. (827 C.) en Medina de acuerdo a relatos shiitas fue martirizado por envenenamiento por el califa abasida Mutazz, en el año 254 H'.
Durante su vida fue contemporáneo de siete califas abasidas: Mamun, Mutasim, Uatniq, Mutauakkil, Muntasir, Mustain y Mutazz.
Su noble padre murió durante el gobierno de Mutasim el año 220 H., envenenado en Bagdad. En ese momento Ali Ibn Muhammad Al-Naqi estaba en Medina. Allí se convirtió en Imam por Orden Divina y decreto de los Imames anteriores. Permaneció en Medina enseñando ciencias religiosas hasta la época de Mutauakkil.
En el año 243 H., a consecuencia de ciertos cargos falsos en su contra, Mutauakkil ordenó a uno de sus funcionarios oficiales que invitara al Imam a que fuera a Samarrah, que entonces era la capital.
El propio califa le escribió una carta muy amable y cortés, pidiéndole fuera a la capital donde podrían reunirse. A su llegada también se le brindó al Imam cierta cortesía y respeto formal. Pero al mismo tiempo Mutauakkil intentaba por todos los medios posibles crearle problemas y a su presencia con el objetivo de asesinarlo o deshonrarlo , poniendo su casa bajo vigilancia. Mutauakkil no tenía igual entre los califas abasidas en su enemistad hacia la Casa del Profeta.
Se opuso especialmente a Ali (P.), a quien maldijo abiertamente. Incluso ordenó a un payaso que lo ridiculizara en banquetes sensuales. En el año 237 H. ordenó que el mausoleo del Imam Husain en Karbalá y muchas de las casas alrededor del mismo fueran derruidas hasta los cimientos.
Después hizo correr agua sobre la tumba del Imam. Ordenó que la tierra de la tumba fuera labrada y cultivada de manera que se perdiese todo rastro de la mísma.
En la época de Mutauakkil los descendientes de Ali (P.) llegaron en el Hiyaz a tal situación lastimosa que sus mujeres no tenían velos con que cubrirse. Muchas de ellas tenían solamente un viejo velo que usaban en el momento de las oraciones.
Presiones semejantes recibieron los descendientes de Ali (P.) que vivían en Egipto .
El décimo Imam aceptó con paciencia las torturas y aflicciones de que lo hacía objeto el califa abasída Mutauakkil hasta que éste murió y fue seguido por Muntasir, Mustain y finalmente por Mutazz, cuyas intrigas llevaron a que fuera envenenado y martirizado.
PUBLICADO POR www.organizacionislam.org
Durante su vida fue contemporáneo de siete califas abasidas: Mamun, Mutasim, Uatniq, Mutauakkil, Muntasir, Mustain y Mutazz.
Su noble padre murió durante el gobierno de Mutasim el año 220 H., envenenado en Bagdad. En ese momento Ali Ibn Muhammad Al-Naqi estaba en Medina. Allí se convirtió en Imam por Orden Divina y decreto de los Imames anteriores. Permaneció en Medina enseñando ciencias religiosas hasta la época de Mutauakkil.
En el año 243 H., a consecuencia de ciertos cargos falsos en su contra, Mutauakkil ordenó a uno de sus funcionarios oficiales que invitara al Imam a que fuera a Samarrah, que entonces era la capital.
El propio califa le escribió una carta muy amable y cortés, pidiéndole fuera a la capital donde podrían reunirse. A su llegada también se le brindó al Imam cierta cortesía y respeto formal. Pero al mismo tiempo Mutauakkil intentaba por todos los medios posibles crearle problemas y a su presencia con el objetivo de asesinarlo o deshonrarlo , poniendo su casa bajo vigilancia. Mutauakkil no tenía igual entre los califas abasidas en su enemistad hacia la Casa del Profeta.
Se opuso especialmente a Ali (P.), a quien maldijo abiertamente. Incluso ordenó a un payaso que lo ridiculizara en banquetes sensuales. En el año 237 H. ordenó que el mausoleo del Imam Husain en Karbalá y muchas de las casas alrededor del mismo fueran derruidas hasta los cimientos.
Después hizo correr agua sobre la tumba del Imam. Ordenó que la tierra de la tumba fuera labrada y cultivada de manera que se perdiese todo rastro de la mísma.
En la época de Mutauakkil los descendientes de Ali (P.) llegaron en el Hiyaz a tal situación lastimosa que sus mujeres no tenían velos con que cubrirse. Muchas de ellas tenían solamente un viejo velo que usaban en el momento de las oraciones.
Presiones semejantes recibieron los descendientes de Ali (P.) que vivían en Egipto .
El décimo Imam aceptó con paciencia las torturas y aflicciones de que lo hacía objeto el califa abasída Mutauakkil hasta que éste murió y fue seguido por Muntasir, Mustain y finalmente por Mutazz, cuyas intrigas llevaron a que fuera envenenado y martirizado.
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